La Batalla de Margarita (III)

La tarde del viernes 8 de agosto de 1817, la resistencia en El Fuerte se torna desesperada. Las fuerzas navales hostigan con su incesante fuego el acorralado y reducido reducto de las fuerzas patriotas. Los patriotas saben que se juegan la vida y lo hacen con honor y decisión admirable.

Las tropas españolas son tres veces rechazadas, pero enfurecidas tornan al combate a pesar de sus pérdidas. Los defensores del ya desmantelado Fuerte hacen prodigios de increíble valor y de temple inauditos. Como demonios salen de El Fuerte y en combate cuerpo a cuerpo, a machetazos y bayonetazos repelen el intento de asaltar a la pequeña fortaleza. Pero en el momento mas encarnizado del combate, vuela el repuesto de pertrechos y ocurre la confusión entre los defensores, quienes reducidos al último extremo por la falta de agua y de las municiones tomaron la decisión desesperada de abrirse paso a través de la Laguna Salada, donde son recibidos por efectivos de la caballería española que los acorralan y matan despiadadamente. Los heroicos defensores de El Fuerte pelean en ostensible desventaja. Acosados por la caballería se defienden esgrimiendo sus fusiles como mandoble y utilizando sus puños con la furia y el desespero del aquel trágico momento. Carnicería bárbara fue aquel encuentro. Los relatos transmitidos cuentan de las aguas de la laguna que por mucho tiempo estuvieron teñidas de rojo y de los despojos humanos insepultos en la colina del Calvario.

Allí corrió mucha sangre de una y otra parte. Horas después los españoles triunfantes saquearon, incendiaron y destruyeron todo el pueblo.

Dos días después de los terribles sucesos de Juangriego, Morillo recibe la noticia del triunfo de los patriotas y la evacuación de la plaza de Angostura, en Guayana, por las tropas del General español La Torre, ocurrida el 17 de julio de 1817 y decide entonces replegarse nuevamente hacia Pampatar por la misma ruta que había utilizado en su programa de acción contra aquel puerto. El 17 de agosto, al mes cumplido de su desembarco, abandona la Isla para siempre.

Morillo no pudo lograr el sometimiento de la Isla y se vio forzado a abandonarla, ante las impresionantes noticias que llegaron de Guayana.

La Batalla de Margarita había resultado un rudo golpe para las armas del Rey, Morillo no logró someter a los valientes isleños, quienes al retener por un mes a las fuerzas realistas, privaron a La Torre de un auxilio oportuno que tal vez hubiese cambiado el curso de los acontecimientos. Todo este proceso facilitó a Bolívar consolidar su posición en Guayana, en el Centro y en los Llanos, abriendo nuevos horizontes, amplios y positivos, en esa cruenta lucha que para Venezuela significó la independencia.

Libre Margarita del dominio español cuando las tropas de El Pacificador la abandonaron para siempre el 17 de agosto de 1817, después de los rudos combates que durante un mes se sucedieron en su territorio, demuestran palmariamente lo difícil que resultaba para las fuerzas del Rey, obtener un triunfo rotundo sobre los bravos patriotas isleños, siempre dispuestos a la insurgencia y a la rebelión.

Para los defensores de El Fuerte, la patria no resultaba un eufemismo, simbolizaba una concepción geográfica – histórica, un concepto de valores e ideales que privaron por encima de todas las contingencias, e hicieron posible esa defensa tan decidida, que imantó el ánimo y el valor del pueblo para morir en su defensa.



Extractos del Libro “En aquel ocho de agosto” de Ramón Borra Gómez.
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